lunes, 4 de junio de 2012

Aurelio Cantón: “Lo que me haría más feliz es poder dedicar una gran marca a la memoria de mi hermano”

La vida suele dar golpes duros, ante los cuales respondemos según nuestras capacidades. La debilidad no es buena compañera en esos casos, en los que resultan necesarios un carácter fuerte y una gran capacidad de aceptación de las nuevas situaciones. Aceptación no es lo mismo que resignación. Resignarse es plegar velas, abandonar las armas y rendirse. Aceptar es seguir viviendo en otras circunstancias, en otro escenario, con otras reglas. Pero siempre viviendo. Siempre luchando. La vida ha golpeado a Aurelio Cantón Garamendi (La Puebla del Río, marzo de 1972), pero la rendición no está en su vocabulario. Ha sufrido pérdidas dolorosas, que ha vivido con rabia y con mucha tristeza. Pero, al mismo tiempo, esa pena no le ha impedido levantarse y seguir viviendo con coraje. Se puede decir, sin temor a equivocación, que el atletismo, además de su familia, ha sido la base de este coraje, el vehículo sobre el que se sostiene su vida. Ante estos golpes, Aurelio Cantón ha respondido calzándose unas zapatillas y poniéndose a correr para demostrar que sigue vivo y con ganas de reivindicar los motivos de su lucha.
Aurelio Cantón pasó su niñez en Colinas, en los pinos de La Puebla, pero su infancia ya la vivió en Coria. Tras unos años subiendo al cuadrilátero, fue, aunque él no se acuerde, uno de los socios fundadores de Club Atletismo Coria en 1997. Hasta entonces había pertenecido al club de San Juan, donde en un par de años quedó campeón de Sevilla y de Andalucía por clubes. También participó en Málaga en el Campeonato de España de Cross por clubes. “Lo hicimos bastante bien, pero entonces estaba más fino que ahora”, reconoce.
Encofrador de profesión, Aurelio vio hace ocho meses cómo la crisis se llevaba por delante a la empresa constructora en la que trabajaba, que echó el cerrojo y él y sus compañeros se vieron en la calle. Antes, hace cinco años, murió su padre. Y hace cuatro sufrió el golpe más fuerte: su hermano Juan Carlos, mellizo con él, también desaparecía a los 36 años. Pero, a sus 40 años, casado y con un hijo, Aurelio saca fuerzas, se pone las calzonas y las zapatillas y responde como sabe. Ésta es la vida y éstos, los pensamientos de un corredor de fondo y de una buena persona.
¿Cómo fue tu niñez?
Me crié en Colinas, en La Puebla, hasta que a los siete u ocho años me vine para Coria. Mis padres son de La Puebla. Mi padre era policía municipal y, cuando le dieron el destino en Coria, nos instalamos en el barrio del colegio Manuel Gómez. Allí fue donde empecé a crecer y donde hice mis primeras amistades. Y allí sigo viviendo ahora que tengo mi propia familia.
Carrera Popular Blas Infante 2011
¿Cuándo empiezas a hacer deporte? Imagino que harías otras cosas antes de ponerte a correr.
El fútbol no era lo mío. Cogía la pelota y me enredaba, me caía… No era lo mío, no. Más que nada jugaba al balonmano. Luego me apunté para aprender kárate y full contact. Me llevé unos años haciendo full contact, incluso compitiendo, subiendo al ring y tal… Y ya, por asuntos de trabajo, lo tuve que dejar y ponerme a trabajar.
¿En qué momento empiezas a correr?
Pues sería sobre el año 92, más o menos. Empecé a correr por mi cuenta, pero poco después comencé a ir al polideportivo cubierto. Allí me encontré con Eugenio, un buen atleta de Coria, y su hermano Ricardo. Ellos me animaban y me decían que tenía cualidades para correr, que en poco tiempo me había puesto al nivel de ellos, que llevaban unos años entrenando.
¿Cuál fue tu primera carrera?
Fue una nocturna en Utrera en el año 93. Allí los vejetes me decían sorprendidos: “¿Ésta ha sido tu primera carrera? Pues se te da bien”. Y ya me animé del todo. Entre Eugenio y Ricardo me dieron el empujón para que me iniciase en el atletismo. En el pabellón entrenaba con un grupo en el que estaban Eugenio, Chema, un buen atleta que tenía 1.52 en 800, Luciano, Juan José, Ñaco, que nos dejó atrás, el Mixto, Carlos Regaña, Can… Desde entonces hasta hoy he tenido un parón de unos seis o siete años, hasta que hace cuatro comencé otra vez.
¿Qué distancias son tus preferidas?
Más que nada, me gustan los 10.000. Hice 34 minutos en un entrenamiento cuando estaba en el equipo de San Juan. Me gusta mucho esa distancia, pero en 2011 corrí el maratón de Sevilla y me entró el gusanillo. Me he quedado con ganas de correrlo otra vez. Sólo he corrido ese maratón. Lo acabé en 2 horas 52 minutos y 20 segundos. No me fue como pensaba, no tenía experiencia, iba a ciegas prácticamente. Entonces, después de diez o doce horas diarias de trabajo, no me dio tiempo a prepararlo como a mí me hubiera gustado. También había una carrera de 30 kilómetros en el Aljarafe, que la quitaron, y que se me dio bien y me dejó con ganas de correr más carreras largas, pero coincidió con la época en que, por el trabajo, dejé de correr.
 “En carrera pensaba: ‘¿Dónde me he metido? Ya no corro más un maratón’. Pero tal como crucé la meta ya estaba pensando en el año siguiente”
¿Qué sensaciones sacaste del Maratón de Sevilla?
Tenía una fascitis plantar, un pinchazo en el pie que lo fui notando en el calentamiento y en los primeros kilómetros de la carrera, pero luego, afortunadamente, desapareció. En general, tuve buenas sensaciones. Aunque a partir del kilómetro 30 empezó a cambiarme hasta el carácter. Ya sabes, el maratón empieza en el kilómetro 30, el famoso muro. Ahí pasé de ir contento a ir un poquito más serio. A medida que iban pasando kilómetros se me iban quitando las ganas de reír.

Maratón de Sevilla 2011


¿Y por qué dices que te quedan ganas de volver a correrlo?
Me quedan ganas porque creo que puedo hacer buenas marcas. Con constancia y disciplina en el día a día, me veo capacitado para lograrlo.
Si pudieras volver atrás, ¿qué hubieras hecho de manera diferente?
Me hubiera alimentado mejor los días previos. Creo que ese fue mi fallo. Y dentro de la carrera, me fui un poquito más de la cuenta a partir del kilómetro 15. Quizás tendría que haber aguantado un poco atrás, aunque, quién sabe, lo mismo hubiese pinchado igual. Porque si te quedas sin glucógeno en las piernas, lo mismo pinchas lento que rápido. En ese momento iba bien y me animé, pero cuando la cosa se puso seria, por el 35, decía que ya no corría más un maratón en mi vida. De verdad. Pensaba: “¿Dónde me he metido? Ésta es la última vez que me meto en esto”. Pero tal como crucé la meta y acabé ya estaba pensando en la siguiente. No podía con mi cuerpo, pero ya estaba pensando en la carrera del año siguiente.

Vestuario estadio Isla de la Cartuja antes del Maratón, flanqueado por J. David Gómez y David Cardito

¿Qué diferencias encuentras entre una carrera corta y una larga?
Varía totalmente. Aunque en las cortas también da uno el cien por cien y también se acaba fatigado, la distancia larga es un desgaste constante y no te das cuenta hasta que ya es tarde. Y ya tienes que seguir adelante porque estás metido en el ajo. Ya piensas en que tienes que acabar como sea, que fue lo que me pasó el año pasado. Lo peor que podía haber hecho era haberme parado. Si hubiese parado no tendría la marca que tengo ahora.
¿Y el medio maratón cómo se te da?
Bien, bien. También se me ha dado bien. En Camas hice 1.15 y en Palos de la Frontera 1.16. Pero, claro, quizás me hubiera gustado tener una continuidad, que por asuntos de trabajo no he podido tener, para prepararme como hubiera deseado.
¿Qué opinión te merece la pista? ¿Lo has intentado alguna vez?
Nunca he probado un 1.500, ni un 3.000. No me llama la atención. Me aburre dar tantas vueltas a la pista. Los cross sí me gustan. Y se me dan bien. El de Itálica del año pasado me salió a 3.28. Me gusta el aire libre y el campo. Yo entreno mucho por Colinas, por los pinos de La Puebla, donde tengo varios circuitos: cuestas, bancadas de arena… Allí me pongo fino, fuerte. Por allí hay circuitos que tienen casi media hora de cuestas por los cortafuegos. Y bancadas de arena… Allí me meto para hacer la pretemporada y para hacer cosas más duras. Unos días por los pinos y ya me noto la mejoría.
Estás saliendo de una lesión larga. Aparte de ésta, ¿qué otras lesiones has tenido?
Las lesiones se han portado bien conmigo. No he tenido nunca una lesión, menos la fascitis plantar y ésta, que es la única que me ha tenido parado seis o siete meses. Bueno, parado no, pero sí que no he tenido continuidad, he corrido, he parado, he vuelto a correr, y así. Y nunca al cien por cien, sino manteniendo la forma. El tiempo que he estado en reposo para curar esta lesión en el tobillo izquierdo me ha servido también para que me desaparezca la fascitis plantar del pie derecho. Ya no noto el pinchazo. Y ahora estoy bastante mejor, me noto más recuperado. A ver si me mantengo un poco de aquí a septiembre y, a partir de ahí, empezar a preparar el maratón. Ahora me interesa fortalecer la zona para no volver a recaer. Y es que ya van dos veces.
“Cuando uno corre piensa en todo: el trabajo, las preocupaciones personales, las del atleta… Pero yo, cuando corro, sobre todo disfruto”
Has hablado de que para preparar un maratón hace falta mucho tiempo y que, por problemas de trabajo, no has podido tener ese tiempo para tener una preparación adecuada. La vida te ha llevado, en estos tiempos de depresión, a quedarte sin trabajo. ¿Cómo te ha afectado esta nueva situación?
Pues afecta. Afecta bastante. Llegan las letras, el dinero del paro se acabará algún día y ves que no hay trabajo por ningún lado. Afecta, sí. Antes, después de diez u once horas de trabajo, estaba más motivado que ahora. Incluso más fuerte. En el momento en que me quedé parado, me cambió el chip, ¿sabes? Ya no entrenaba con las mismas ganas, ni con la misma ilusión.
Claro, el estar parado te da más tiempo, pero el ánimo no es el mismo…
No, ¡qué va a ser el mismo! Te afecta mentalmente. No paras de pensar en muchas cosas: facturas, gastos, mi hijo…
Y en todo eso se piensa mientras sale uno a correr, ¿no?
Se me viene a la mente de todo. El trabajo, las preocupaciones personales, las del atleta… Pero cuando corro disfruto y voy con ganas. Van pasando kilómetros y voy disfrutando. Es lo que siento: disfrute.
¿A qué dedicas tu tiempo ahora?
Cositas que van saliendo y que me permiten tirar un poquito para delante. Si sale una chapucilla, hay que cogerla. Otra cosa no hay. Estoy parado desde octubre y ya me está cambiando el chip un poco. Me estoy mentalizando ya de que la cosa está así y de que no me puedo hundir. Correr me ayuda mucho. Si no corriera, estaría todo el día en mi casa sin hacer nada. Y esto me despeja bastante. Y me tranquiliza.
Tu hijo está en la Escuela de Atletismo. ¿Sigue ya los pasos?
Tiene seis años y lo veo con cualidades, pero no le ha picado el gusanillo del atletismo todavía y lo tengo que empujar un poco algunas veces. Cuando lo veo correr, veo que disfruta y que tiene un estilo muy bonito, pero lo que quiere todavía es jugar con los amigos. Aún es muy pequeño.
Ahora, con 40 años cumplidos, ¿cuáles son tus objetivos?
Con esta edad, tengo que aprovechar para hacer mi maratón, porque cuando me dé cuenta ya se me habrá pasado el arroz. Ahora que todavía tengo fuerzas quiero hacer algo importante. Creo que hasta los 45 se puede apurar algo.
O sea, que vas en serio a por el próximo maratón.
Ya lo tengo en mente. Me quiero arrimar a 2.45 y, si puedo, bajar a 2.40. Creo que puedo hacerlo.
Hay que ir con cuidado. Dicen que como se vaya con la marca en la cabeza, luego no sale…
El año pasado, sin haber hecho la preparación desde tres o cuatro meses antes, iba para 2.44 más o menos. El grupito que iba conmigo entró en ese tiempo. Me podía haber salido, pero me quedé sin fuerzas, sin glucógeno… Creo que lo que me falló fue la poca experiencia en cuanto a la alimentación. En la última semana, que es cuando hay que llenar la reserva de hidratos de carbono, no comí bien. Me falló la experiencia… Tampoco tuve a nadie que me aconsejase y me diese algunas pautas…
¿Y ahora tienes a alguien que te aconseje?
No. No tengo a nadie. Hago lo que voy leyendo, lo que veo en internet, lo que escucho de algunos maratonianos de Coria, pero no tengo a nadie que me lleve. Nunca he tenido entrenador, siempre me he autoentrenado. El año pasado me ayudó Manuel Pérez, pero sólo media temporada, hasta que me lesioné.
¿Y te gustaría tener entrenador o prefieres seguir solo?
Creo que solo podría llevarlo, pero me gustaría tener un entrenador por el tema de la disciplina. Creo que se es más disciplinado y más constante con un entrenador que sin él. Si hay que hacer un 3.000, pues hay que hacerlo, pero si me lo pongo yo y ese día no tengo ganas, lo más fácil es que no lo haga y me escaquee. Creo que a un entrenador le gusta que la persona a la que entrena sea disciplinada. Por lo tanto, yo, como corredor, me pongo en su lugar y procuro ser disciplinado. Si no lo soy, me engaño yo y lo engaño a él, porque quizás no vea los resultados que espera. Un entrenador es importante, porque ayuda, da consejos y marca el camino.
Pues a ver si sale alguno, ¿no?
Yo tampoco quiero obligar a nadie. Cuando se vaya acercando la hora, ya buscaré. Si alguien me lleva, me pondré a su disposición y haré lo que él me diga. Tengo claro que si quiero conseguir lo que creo que puedo conseguir tengo que ser disciplinado.
Ahora el club tiene a Carlos Regaña como asesor para el fondo. Él podría, quizá no entrenarte, pero sí aconsejarte.
Sí, lo sé. Él se me ofreció el año pasado antes de lesionarme para preparar este último maratón los dos últimos meses. Pero me lesioné en la media de Dos Hermanas, que la hice en 1.18. Le vi interés, pero ya no hablamos más del tema por la lesión.
Hagamos un poco de memoria. ¿Qué recuerdos gratos tienes de todos estos años?
Recuerdo una carrera muy buena que corrí en Huelva, donde iba la élite del atletismo. Era un 8.000. Allí estaba Abel Antón, creo que también Fermín Cacho… Tengo mala memoria, pero había buenos atletas españoles allí. Me acuerdo de aquella carrera porque llegué a la meta con Francisco Herrera, nuestro presidente, que estaba bastante fuerte, y llegamos los dos al sprint… Me ganó. Tenía más velocidad que yo. Me acuerdo de esa carrera porque me salió muy bien. Allí también estuvo Francisco Sosa, que corría entonces mucho con Francisco Herrera y fueron juntos allí.
¿Qué recompensa te ha dado el atletismo?
El mayor premio que he recibido en todo el tiempo que llevo corriendo ha sido que yo fuera la imagen del cartel de la carrera popular Blas Infante del año pasado, que hizo Alberto Galán. Fue un premio mayor que cualquier carrera que haya ganado, como me pasó hace dos años en San Juan.

Carrera Popular de San Juan 2010
¿Y de qué te ha servido el atletismo en tu vida personal?
Pues donde más me ha dado ha sido en el trabajo. Estaba sin correr y no trabajaba igual que cuando empecé a correr. Me encontraba mucho más animado y más fuerte que cuando no corría. Cuando no corría, me dolía todo: la espalda, las piernas… Pero empiezas a correr y estás de lujo.
También habrá habido momentos menos buenos…
Un momento malo fue en Itálica, donde llegué a correr con la élite… No me llegaron a doblar, pero había llovido mucho y al salir, en la misma bajada de salida, hundí el pie en el barro y se me salió la zapatilla. Perdí mucho tiempo decidiendo qué hacer hasta que empecé a correr sin zapatilla. Descalzo de un pie, empecé a remontar y a adelantar a gente prácticamente desde el último lugar. Y, claro, me desfondé en la primera vuelta. No regulé, al verme el último quise recuperar el tiempo perdido y me desfondé. Me tuve que retirar. Estaba tiritando, con un malestar muy grande. Es la única carrera en la que me he tenido que retirar.
“El único secreto del atletismo es entrenar y sufrir. Si sufres, hay recompensa. Si no, es como salir a pasear. Esto es más duro que el fútbol o el ciclismo”
¿Qué es para ti el atletismo?
Es un deporte sufrido, en el que nadie te regala nada y en el que si entrenas y sufres tienes la recompensa y si no lo haces te quedas atrás. El único secreto que tiene es correr, entrenar y sufrir. Si no sufres es como salir a dar un paseo: sí, entrenas, pero no te llena. A mí siempre me ha gustado entrenar fuerte, para tener luego la recompensa de una buena marca. Esto no es como el fútbol, en que si tienes un día malo, te puedes esconder un poquito. Aquí eso no vale. También veo más duro el atletismo que el ciclismo. Una persona puede correr un día un maratón a tope, pero al día siguiente ya no puede dar un paso a ese mismo ritmo. Sin embargo, el ciclista hace 200 kilómetros y al día siguiente los vuelve a hacer y está el tío nuevo. Es señal de que, dentro de que es duro, no lo es tanto como el atletismo.
Además, el ciclismo también es un deporte de equipo y te puedes refugiar en él en momentos delicados. En el atletismo no hay refugios: estás o no estás…
Y puedes dejar de dar pedales y relajarte. En atletismo no. Ahí hay que correr siempre. Yo, que salgo también en bicicleta de vez en cuando, me tengo que llevar dos horas ahí encima para sentir algo… Y ahora que hablamos de deporte de equipo, el atletismo para mí no es tan individualista como se puede pensar. Es individualista en la competición, pero al menos yo, cuando entreno, nunca dejo atrás a un compañero, siempre me he sentido bien ayudándolo. Nunca me ha gustado el pique de decir “yo puedo más que tú” y cosas así.
Pues así, gente que se pica, hay algunos por ahí…
Pues yo, al revés. Entiendo esto como algo solidario. Si hay alguien que se queda último, siempre intento ayudarlo, quedarme con él y animarlo. No me gusta avasallar ni irme adelante porque esté más fuerte que el compañero. Siempre me ha pasado eso. Puede perjudicarme ir a un ritmo más lento que el mío habitual, pero si digo que voy a salir a correr con alguien, acabo el entrenamiento con él. Nunca me ha gustado mirar por encima del hombro a nadie. No tengo que demostrar nada.
Eso se demuestra en la competición.
Para eso están las carreras, ¿no? Si me ganan, pues me ganan. Y ya está, no pasa nada. Y si gano yo, pues lo mismo.
Finalizamos ya. Si te has quedado con ganas de decir algo, éste es el momento…
(Silencio) (…) Pues sí. Lo que me haría más feliz es poder dedicarle una buena marca en el maratón a mi hermano Juan Carlos, al que echo mucho de menos. Por él me volví a meter de lleno en el atletismo hace cuatro años, cuando falleció. Fue el 29 de agosto de 2008, nueve meses después que mi padre. Hasta entonces, sí, corría, pero fue a raíz de su desaparición cuando me puse a correr todos los días. Quizás lo hiciese por distraer la mente, no sé, por ocuparla. Pero fue un palo muy muy grande, el más grande de mi vida, que me dejó completamente tirado. (…) Era mellizo mío, estaba casado, tenía dos hijos... No quería decirlo, pero… Creo que se merece este recuerdo.
No hay nada más cercano que un hermano gemelo o mellizo.
Sí. Por eso quiero dedicarle algo grande. Siempre lo llevo en mi corazón. En cada carrera que corro, en cada entrenamiento que hago… Siempre lo llevo en mi pensamiento. Nunca lo olvidaré.

 

11 comentarios:

  1. Magnífica entrevista y mejor final.
    Sebastián Romero.

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  2. gran entrevista y mucho mas grande aurelio, buen atleta y mejor persona.

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  3. Mari Carmen Martínez7 de junio de 2012, 1:46

    Me ha encantado la entrevista, me he emocionado mucho, porque no puede darle las gracias a Juan Carlos por salvarle la vida a mi marido, pero aprovecho para dárselas a Aurelio, por haber tenido un hermano tan grande, como fue Juan Carlos.

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  4. Enorme Jesús. Aurelio, querer es poder y tu quieres por lo que pronto podrás conseguir aquello que anhelas, ya sabes que hay mucha gente dispuesta a ayudarte, solo tienes que decirlo.

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  5. Rosalia Alfonso
    Me ha parecido una entrevista preciosa, estoy muy sorprendida de
    que te hayas mostrado asi.
    Eres una persona muy luchadora x lo q puedes conseguir todo lo q t propongas.
    Ya sabes q tienes mi apoyo. Bss

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  6. Eres grande Aurelio, por eso me siento afortunado de tenerte como amigo en este bonito deporte. Espero y estoy seguro que algun dia conseguiras ese objetivo de brindar a tu hermano una buena marca. Un abrazo para un gran atleta y amigo.

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  7. aurelio aqui tu compañero de trabajo jose antonio segura muy buena entrevista te felicito eres grande .saludos

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  8. Sin. Verguenza. Y no digo nada mas.

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