jueves, 18 de marzo de 2010

Llega la III Travesía de Coria al Rocío

Este próximo sábado 20 de marzo llega la esperada III Travesía de Coria al Rocío:56 kilómetros a pie desde la plaza de la Virgen del Rocío en Coria hasta los pies de la Blanca Paloma, la madre de todos los: la Virgen del Rocío en Huelva (aunque la meta real esté ubicada frente a la Casa Hermandad de Coria en la aldea almonteña).

No, no habrá premios para los ganadores. Tan sólo se repartirá a cada participante que llegue a la meta una bolsa con un plato de cerámica artesanal, una camiseta técnica y un diploma personalizado. Y no habrá premio alguno en metálico no por el hecho del carácter no competitivo de este fin-certeza-realidad llamado III Travesía Coria-El Rocío organizado por el Club Atletismo Coria y que discurrirá por el camino que año tras año toman las carretas de la Hermandad del Rocío de Coria en su peregrinar a la susodicha aldea almonteña, sino por el sinsentido que fuere el hecho de la gratificación material para un acto de carácter cuasi espiritual.

Cincuenta hombres y un destino: llegar, que no ser el primero. Y sólo por dentro la procesión, religiosamente laica o laicamente religiosa, agnóstica si acaso, pero procesión a fin de cuenta. Peregrinación, mejor. Poco importa que un peregrino suela entenderse como aquel viajero que visita algún lugar sagrado, y casi siempre lo haga por algún motivo de carácter religioso. Cámbiese peregrino por atleta-corredor, religioso por aquel motivo que cada cual elija como su porqué para este fin [o medio, todo al gusto del consumidor] y, por qué no, dejemos como sagrado ese lugar que el viajero [atleta-corredor] visita para su motivo particular.


¿La salida de ese peregrinar? El día 20 de Marzo del 2010 a las 7:00 horas desde la Plaza Nuestra Señora Del Rocío de Coria, junto a la Cafetería “Oli”, pa' más señas si cabe. ¿La meta? La susodicha: La Casa Hermandad de Coria en El Rocío. ¿Duración? La que cada cual precise. Si el peregrinar de los corianos a la aldea almonteña a finales de mayo-principios de junio de cada año suele realizarse en cuatro jornadas, estos (por qué no decirse) cincuenta valientes lo harán en tan sólo una. Por tanto, que todo se haga sin prisa pero sin pausa (o viceversa, como se prefiera). Llegar, a pesar de... las agujetas, el cansancio, la sed, el hambre (...). Y al final, cada cual con el fin de su penitencia.

Suerte, despacio y, por supuesto, buen camino, peregrino!

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